viernes, 25 de abril de 2014

Llamaradas



Como un niño que estrena dolores nuevos, voy
del llanto a los silencios, sorprendido
por un tímido aullido que creía
ya marchito, apagado.
Y al final sólo hay
un pequeño
dolor;
hay,
ay,
algo que no resiste la voz de los recuerdos, llamarada,
como zumbido sordo o como ruido,
una luz encendida en el fondo
de un túnel conocido,
apenas un crujir,
un ademán,
dolor
hay,
ay.

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