Ya no sopla el viento por esta calle.
Sin embargo
ayer barrió con su azul brisa viva,
como a encina en ladera,
a mi sed por rincones ignorados.
Aún oigo los silbidos en la noche.
Algunas veces
tiemblo cuando resopla en mis oídos,
cala mis huesos como el frío puro,
persigue unos rescoldos escondidos en vano.
No sopla más el viento en esta calle.
Yo me tapo con mantas, por si acaso.
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