Los mismos ojos con que miro el mar
son los que miran estos adosados.
Es la misma herramienta
la que saca matices violetas a la tarde
y la que se tropieza con balaustradas tristes
y enanos de jardín bajo arizónicas.
No juzgan, sólo miran.
Es el propio paisaje el que imparte justicia.
Muy agradecido por el envío de tu poemario a Rivas, querido Carlos, un gran abrazo y enhorabuena por tu poesía: lúcida, emotiva y proponiendo siempre un diálogo al lector. Como el poema que incluyes en esta entrada. Excelente trabajo. Un fuerte abrazo.
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